Después de pasar varios años tratando de luchar con la idea de tener que estar “arreglada” todo el tiempo, decidí que todo podía ser más sencillo, podía simplemente vivir mi vida diaria usando ropa cómoda afuera o dentro de casa y podía sentirme segura y linda.
Además de esto, por varios años sufrí de un fuerte dolor de espalda que en ocasiones me llevó a usar prendas de hombre porque me sentía más cómoda sin nada que me apretara, ahí descubrí que me encantaba este estilo y que no dejaba de sentirme femenina.
A partir de entonces, empecé a tener una tendencia en la cual la ropa de hombre en las mujeres me parecía sexy y después de vivir unos años en Los Ángeles California y ver esta tendencia tan fuerte, terminé de confirmar que ese estilo me hacía feliz y me representaba la mayor parte del tiempo.
Sin embargo no podía dejar de lado que también tengo ocasiones en las que me encanta “producirme”, maquillarme y darle la vuelta a esa mujer que sale a flote en ocasiones especiales, esa que al final del día es la misma que sueña con llegar a casa a quitarse todo y volver a la realidad de la comodidad.